Instituto de Salud Libertad
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Podemos escapar a las dificultades

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La vida en si misma es un proceso constante donde solemos encontrarnos con infinidad de dificultades, sufrimientos, enfermedades, aflicciones, dolencias, frustraciones restricciones, decepciones, problemas, discapacidades, injusticias, luchas, dificultades financieras, rechazos, críticas, abandonos, barreras, prejuicios, etc.
¿Podemos escapar de esto? ¡No absolutamente! Porque simplemente existen, ¿Qué puede hacer usted para dejar de enojarse y deprimirse por los “horrores” de la vida? Evidentemente, “DESHORRORIZARLOS”. Recuerde lo que Karl Reinhold dijo sabiamente a principios del siglo XX en la plegaria de la serenidad “Adquiere el coraje de cambiar las cosas desafortunadas que puedes cambiar, la serenidad para aceptar (pero no para que te gusten) las cosas que no puedes cambiar, y la sabiduría para conocer la diferencia”. De esta manera se podrá negar a convertir en horrores y terrores los calamitosos inconvenientes.
Lo que podemos observar son las adversidades que se presentan en nuestro ambiente externo como inundaciones, hambruna, terrorismo, guerras, genocidio y otras atrocidades. Sin embargo, no todos el mundo que sufre padece este tipo de sufrimiento. No todo el mundo define las cosas como malas como horribles, espantosas y horripilantes, empeorándolas aún más. Muchas personas lo hacen, y muy a menudo. Pero no todo el mundo. Y no hay nadie que lo haga constantemente.
¿Por qué convertir en horrores los inconvenientes y con ello incrementar nuestras penas? Quizá porque heredamos esta tendencia de los primeros antepasados que no podían vivir en demasiado en paz y tranquilamente porque de lo contrario se morirían. Para sobrevivir, puede que desarrollaran un teatral horror acerca de los peligros y de este modo ponían en marcha sus mecanismos de acción preventiva.
Quizás, junto con este tipo de operaciones de seguridad, los primeros humanos descubrieron que al expresar ese horror verbalmente, protestando y quejándose de lo terrible que eran las cosas, otras personas les prestaban apoyo, y puede que ello condujera a la supervivencia del que más se lamentaba. Esta tendencia lo podemos ver en todo el mundo, incluso ¿Quién de nosotros no lo hace con relativa frecuencia? ¡Muy pocos!
Además, la tendencia a horrobilizar seguro que tiene una ventaja. Cuando contemplamos una Adversidad (A) como horrible y espantosa, le prestamos más atención pensamos cómo cambiarla o escapar de ella y muchas veces emprendemos acciones preventivas que de otro modo no haríamos. A veces motivada para salvar nuestras vidas o la de otros. Por lo tanto puede y digo puede contribuir a la supervivencia humana.
¡Pero claro esta, no será una supervivencia demasiado feliz! Cuando pensamos así lo natural es que nos comportemos extremadamente cautos, a estar alerta y sentirnos ansiosos cuando nos enfrentamos al peligro y a salir corriendo como alma que lleva el diablo cuando lo percibimos. De hecho, debido a nuestra naturaleza incluso nos podemos perturbar pensando que el peligro puede ser incluso mas grande de lo que imaginamos que puede ser. Así que sobrevivimos, muchas veces miserablemente, con exagerado pánico y huidas. ¡Pero sobrevivimos!
Por ello la tendencia a horrobilizar suele funcionar. Pero el no convertir en horribles las cosas muy malas y llevarlas solo a la preocupación suele funcionar mejor. ¿Por qué? El pánico y el horror que acompaña a este exagerado del miedo son destructivos y menoscaban las posibilidades de encontrar buenas soluciones para los problemas graves. A veces le dejan anonadado, así que no puede pensar correctamente. Puede que le ayuden a escapar más rápidamente del “horror”, pero en la dirección equivocada. Le impulsa a tomar decisiones rápidas que muchas veces no son adecuadas. Le quitan de la cabeza soluciones alternativas que son mejores. A veces trastocan sus respuestas físicas y desvían su energía. Le hacen sentir débil y descontrolado y fomentan que la debilidad se convierta en auto-desprecio. Sin embargo, los acontecimientos excepcionalmente malos solamente son horribles, espantosos y horripilantes cuando usted los define de esta manera. Malo nunca significa horrible, pero usted piensa que sí. Y usted nunca tiene que pensar de esa manera autodestructiva. De hecho, si piensa con claridad, pronto vera que nada absolutamente, nada es horrible. Porque horrible normalmente tiene varios significados, la mayoría de ellos inexactos. Dos de sus significados correctos son:
1. Horrible significa algo muy malo o extremadamente malo. Bueno, eso es casi siempre correcto, según sus propias normas y objetivos. Si siente una fuerte preferencia por triunfar en el sexo, el amor, el trabajo o los deportes, y en realidad le rechazan, su fracaso obviamente va en contra de sus intereses, y por tanto es frustrante o malo. No necesariamente para los demás, naturalmente, pero sí para usted. Así que calificar su fracaso o el ser rechazado de malo parece bastante exacto.
2. Puede llamar algo legítimamente muy malo si va realmente contra sus objetivos e intereses. Así pues, si fracasa tan estrepitosamente en un proyecto importante que parece que nunca tendrá éxito, puede decir que este fracaso es muy malo o extremadamente. Por ejemplo, si no consigue obtener el amor de la persona a quien realmente quiere y parece que nunca encontrara otra pareja igual de buena, puede decir que se trata de una pérdida muy mala.
Así que estas dos Adversidades, si las califica de horribles, casi encajan con ese término. Pero, cuando usted llama a cualquier otro tipo de Adversidad horrible o espantosa, normalmente quiere decir varias otras cosas que no puede demostrar de forma realista. Examine, por ejemplo, estas definiciones incorrectas y autodestructivas de horrible:
1. Al llamar horrible a un acontecimiento malo en realidad quiere decir que es tan malo que no debería, no debe, en absoluto, existir. Pero esto es ridículo, porque no importa lo malo que sea si existe y tiene que existir. Así que está exigiendo, de manera exagerada, que sólo debería ocurrir cosas moderadamente malas y que las muy malas no tienen ningún derecho en absolutamente a ocurrir. De hecho, cuando las llama horribles. Está diciendo, de manera contradictoria, que claramente existen pero que indudablemente no debería hacerlo ¡Qué extraño!
2. Cuando insiste en que un acontecimiento indeseable es horrible o espantoso, está implicado – si es sincero consigo mismo que es todo lo malo que podría ser: completamente o cien por cien malo. Pero en realidad nada puede ser cien por cien malo, por que invariablemente podría ser peor. Si le violan o le matan, porque invariablemente podría ser peor. Si le violan o le matan, eso es muy malo, pero no cien por cien malo, porque varios de sus seres queridos también podrían ser violados y asesinados, y eso sería peor. Si le torturan lentamente hasta la muerte, siempre le podrían torturar más despacio. Casi que lo único que podría ser totalmente malo sería la aniquilación de toda la raza humana, todas las cosas vivas y no vivas que actualmente existen, y todo el universo. Pero bueno, parece que eso no es demasiado probable en un futuro cercano.
3. Cuando etiqueta un acontecimiento muy desdichado como horrible, espantoso y horripilante, a veces implica que es más que malo, un 1001% o un 200% ¿Cómo va a demostrar esa hipótesis?
4. Cuando afirma que un acontecimiento muy malo es horrible, muchas veces quiere decir que es tan rematadamente malo que: a) existe ilegítimamente; b) no debe ser tan malo como indudablemente es c) es tan terriblemente malo que no puede cambiarlo de ninguna manera, ni aceptarlo ni afrontarlo. Durante el discurrir de esos pensamientos tan contradictorios acerca de lo “malo” tiende a deificarlo y satanizarlo; insiste es que es demasiado real así como irreal; y por tanto obstruye su capacidad de afrontarlo. ¡Qué barullo crea su tendencia a horrobilizar!
5. Como vimos antes, la tendencia a horribilizar raramente le ayudará (¡Ni a usted ni a nadie!) a mejorar las cosas, y muchas veces impedirá que las pueda mejorar. Sentirá que las pueda mejorar. Sentirá que las cosas son más frustrantes y peores de lo que realmente son; y puede que en realidad las empeore. Obsesionarse por ellas también aumentará y perpetuará su condición de exasperantes. Continuamente por ellas.
¿Cuál es la solución a horrobilizar? Convénzase de que lo malo es sólo malo, no horrible. Incluso lo muy malo sigue siendo sólo, nunca más que malo. Acepte los acontecimientos caigo mientras sigue intentando cambiarlos. Siga deshaciendo horrores y terrores hasta que realmente deje de creer en ellos.

Fuente: Ellis, A.. (2003). Ser feliz y vencer las preocupaciones

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