OTRAS PSICOSIS Y DELUSIONES (CELOTIPIA)

Los celos son una emoción que tiene su origen en un deseo desmedido por poseer algo de forma exclusiva, de uno y de nadie más, y a los que subyace la infidelidad (real o imaginaria) de la persona que uno ama. Los celos se encuentran condicionados por un sentido desmesurado de propiedad y de exclusividad y no arrancan solamente del deseo sexual.

Existen celos que pueden considerarse normales, que son frecuentes entre la población y no constituyen un trastorno psicopatológico. Hasta cierto punto pueden reflejar interés y el amor que uno siente hacia su pareja.

Los celos son generales, existen en cualquier cultura y constituyen una emoción humana muy profunda. No es fácil delimitar los celos normales de los patológicos (conocidos también como Síndrome de Otelo), pero aquella persona que los sufre suele poseer una notoria inseguridad personal, junto a un sentimiento de posesión del otro (de por sí anómalo: el amor no debe confundirse con la posesión) y una ansiedad desmesurada a perder el objeto amado. Estos rasgos apuntan claramente a la existencia de una inestabilidad emocional.

Se identificaron algunas situaciones antecedentes de los celos, que la clínica nos presenta siempre, como que el ser amado muestre interés por otra persona, que se desconozca el paradero de dicha persona y el estrés psicosocial ajeno a la relación sentimental. También se comprobó que las mujeres predispuestas experimentaban más celos en el periodo previo a la menstruación
Las situaciones de celos suelen describirse en la literatura como escenas de arrebatada y vehemente pasión. Esta respuesta «pasional» no siempre reporta resultados positivos para el protagonista ofendido.

Los celos patológicos constituyen un trastorno caracterizado por una preocupación excesiva e irracional sobre la infidelidad de la pareja, que provoca una intensa alteración emocional y que lleva al sujeto a desarrollar una serie de conductas comprobatorias con el objetivo de controlar a la otra persona.

Lo que define la patología de los celos es la ausencia de una causa real desencadenante, la intensidad desproporcionada de los celos, el alto grado de interferencia con la vida cotidiana, el gran sufrimiento experimentado y, en último término, la pérdida de control, con reacciones irracionales.
En el hombre los celos se manifiestan en forma de ira o de agresión; en la mujer, en forma de tristeza o depresión y, en muchos casos, mezcladas con autorreproches. En realidad, el hombre tolera más dificultosamente la infidelidad (real o imaginada) de la mujer y afecta más a su autoestima

Los celos patológicos -es decir, los celos infundados o desproporcionados revisten dos formas principales:

  • a) Celos pasionales. Los celos pasionales surgen de la inseguridad de perder a la pareja y de la envidia de que ésta pueda ser disfrutada por otro. La ansiedad experimentada, en la medida en que afecta profundamente a la autoestima del sujeto y en que produce obcecación, puede cargarse de agresividad y de violencia
  • b) Celos delirantes. En este caso se trata de la idea delirante (falsa objetivamente, pero de la que el sujeto tiene, sin embargo, una certeza absoluta) de ser engañado. Este tipo de celos suele ser frecuente en los trastornos psicóticos (paranoia o esquizofrenia paranoide), así como en el alcoholismo. En este último caso el delirio de celos aparece, en las primeras fases, sólo cuando se está bajo el efecto del alcohol y suele estar asociado a los episodios de impotencia experimentados y al rechazo de que es objeto por parte de la pareja; más tarde, sin embargo, los celos se vuelven estables, incluso cuando el sujeto no ha consumido alcohol, lo que suele ocurrir en paralelo con el deterioro de la relación de pareja. El riesgo de agresión a la mujer aumenta considerablemente en estas
    circunstancias.

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