ORIENTACIÓN VOCACIONAL PARA ADOLESCENTES

La sociedad va apresurando a los jóvenes de cuarto y quinto de secundaria a elegir una carrera e ir a una universidad para estudiar lo más pronto posible debido a que los otros chicos también lo harán y tu como adolescente no te puedes quedar atrás. El padre o madre de familia también capta ese mensaje publicitario y trata de convencer a su hijo de estudiar alguna carrera “rentable” en alguna universidad “prestigiosa”.
Los adolescentes están en una etapa de maduración según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la adolescencia se ha prolongado hasta los 21 años. Pues obviamente a los 18 años no te asegura ser maduro solo por ser mayor de edad. Hay más cosas detrás de ello. El sostén familiar, la contención, la identidad y como no también la confusión, el volcán emocional y el grito de independencia y autonomía que tanto problema genera a los padres son parte del contenido del crecer. Si esto no se tiene bien definido ¿Cómo podemos exigirle a un joven que estudie en la universidad o vaya de frente a prepararse? Para luego ver a muchos padres quejarse de sus hijos que dejaron la carrera a mitad o simplemente ya no fueron luego del primer ciclo. La respuesta es sencilla: Dale tiempo. El organismo, es decir, nosotros somos un todo, tenemos sabiduría interna y cuando vamos aprendiendo y cuando se nos permite ir creciendo vamos encontrando el mejor de los caminos para nosotros mismos.


Dejar al joven que escoja la carrera que desee y respetar su decisión. Las pruebas psicológicas o evaluación son solo con fines orientativos pero no definitivos. Y si nos remontamos hacia antes de la evaluación, se debe trabajar y explorar el mundo del adolescente. Ver como esta su identidad y explorar juntos como se ve así mismo y como cree como lo ven los demás.


No se trata de ponerle más carga a la mochila (que ya viene pesada con todos los cambios que está sufriendo) sino de aligerar más su peso para hacer su camino llevadero y tranquilo. Y si se equivoca, pues estar allí para apoyarlo y decirle que el mundo no se acabó. Que la vida sigue y que los errores son parte del crecimiento. Eso es una verdadera guía y los padres también deben estar listos para cuando se presente el momento y no dejarse llevar por los deberías o comparaciones con otros hijos, no hacerle caso a la publicidad ni al apuro que solo hace no ver realmente lo importante, debes mantener tu atención en lo que realmente importa y que esa mirada sea con ternura y aceptación mas no de reproche ni resignación. Tu sabrás cuando llegue el momento a donde realmente tienes que mirar a tu hijo.

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