PSICOLOGOS INFANTILES EN LIMA – LOS MIEDOS INFANTILES

Es natural que el niño se encuentre atravesando diferentes emociones, que bien podrán ser saludables, siendo estas placenteras o displancenteras, así como también presenciar emociones no saludables, las cuales serán importantes de analizar e intervenirse.

En este caso, cabe mencionar al miedo, emoción que se presenta durante el desarrollo evolutivo del niño, el miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.

Podemos identificarla como una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y que permite a la persona que adopte medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.

Ahora bien, cada uno, en función de sus características personales y de sus experiencias, vivenciará dichos miedos de forma diferente o en distintos momentos que otros, o incluso no experimentará nunca un temor determinado. Las respuestas variaran de acuerdo al acontecimiento, pero sobre todo a partir de los antecedentes del niño, tanto de los factores genéticos como ambientales, los cuales están relacionados con los esquemas de pensamientos construidos en el niño.
Los niños generalmente presentan una serie de temores que son propios a partir del nivel de desarrollo en el cual se encuentre. Sin embargo como se menciona, la dificultad se centrara cuando los miedos perduren demasiado o provoquen un estado de ansiedad desproporcionado.

Al mencionar a la ansiedad presente en los niños, nos referimos a ella como la respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes u otras, estas son percibidas por el niño como amenazantes y/o peligrosos, lo cual le acompaña un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión.

Por ejemplo, temer a los extraños, a separarse de sus padres, a la oscuridad, al colegio, podemos mencionarlos como miedos evolutivos , ya que se tratan de temores comunes en casi todos los niños. La mayoría de ellos son transitorios, siendo algunas veces de menor intensidad y propios de una etapa evolutiva en específico.

Están asociados a las distintas fases del desarrollo y van variando a medida que evolucionan las características cognitivas, sociales o emocionales de los niños.

Si algunos de los miedos del niño, llegase a ser persistente y repercutiesen negativamente en el desarrollo del niño, en su vida personal, escolar o familiar, a pesar de sus esfuerzos, será conveniente visitar a un profesional.

Los miedos de los niños según su edad:
ETAPA MIEDOS FRECUENTES
Durante el primer año
Lo que más los sobresalta es la pérdida de sustentación, los ruidos fuertes, los extraños y separarse de sus padres.
A partir del segundo año Descubren que hay animales que les pueden hacer daño, que no les gusta la oscuridad, que se angustian cuando se hacen alguna herida y que los asusta lo desconocido. Por ello, siguen sin querer separarse de los padres.
De 3 y 4 años
Sus miedos se hacen más patentes. Su imaginación les juega malas pasadas y elucubran acerca de los monstruos que se esconden en la oscuridad. También los asusta el daño físico y aparece el miedo a los fenómenos naturales (truenos, viento, terremotos).
De los 5 y 6 años,
Mantienen el miedo a separarse de sus padres, a los animales, a la oscuridad y al daño físico, pero además se suma el miedo a seres malvados (ladrones, secuestradores) y personajes imaginarios (brujas, fantasmas, el “coco”, personajes de dibujos animados). Tampoco les gustan los médicos, sobre todo si llevan bata blanca, y los preocupa la enfermedad y la muerte.
De 7 y 8 años
Sigue teniendo miedo a la oscuridad, a los animales y a los seres sobrenaturales, y añade su temor a hacer el ridículo por la ausencia de habilidades escolares, sociales o deportivas.
De 9 a 12 años
Disminuye su miedo a la oscuridad y a los seres imaginarios, pero ahora son especialmente sensibles al colegio (exámenes, suspensos), a la aceptación social (integración en el grupo, aspecto físico), a la soledad, a la enfermedad y a la muerte.

Algunas recomendaciones:
· Primero, identificar lo que produce miedo.
· Hablar sobre las cosas que le causan temor, que se sienta escuchado.
· Transmitirle seguridad y confianza, siempre con un tono relajado.
· Alentarle a que se enfrente a sus temores de forma gradual, aunque al principio sea con nuestra ayuda, sin forzarlos y elogiando sus conductas valerosas.
· Enseñarle maneras de contrarrestar la ansiedad: escuchar música, relajarse, o actividades que le mantengan ocupado (contar fichas, enumerar comidas favoritas).
· Concederle algún poder sobre la situación (encender una pequeña luz, tener una pequeña mascota).
· Ofrecer al niño una visión positiva del mundo. Hay que enseñarle a no preocuparse excesivamente por las cosas y a encontrar soluciones a los problemas que le surjan.
· Es importante no reforzar la conducta del niño, si estamos impulsándolo a afrontar el miedo, por ejemplo, el que el padre corra a dormir con el niño cada vez que este llore, el permitir al niño dormir en la cama con los padres cuando él lo demande.

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