ADICCIÓN AL SEXO – ¿CÓMO SABER SI SE ES ADICTO AL SEXO?

La adicción al sexo consiste en una actividad sexual normal que se ha transformado en obsesiva, al punto de que el comportamiento está fuera de control. La adicción sexual está catalogada como un “proceso” de adicción. En un proceso de Adicción, el sentimiento eufórico —o estimulante— proviene de químicos liberados en el cerebro, en lugar de fuentes externas. La mente gradualmente se acostumbra a la liberación de estos químicos y busca continuamente los recursos para lograr esa estimulación. La adicción sexual puede tomar muchas formas, desde el uso de la pornografía y la masturbación hasta repetidas relaciones sexuales, contratar prostitutas y voyeurismo. En casos extremos, la adicción sexual puede involucrar asedio, violación e incluso asesinato. Las muchas formas de adicción sexual por lo común consisten en un comportamiento que se lleva a cabo en secreto. El adicto al sexo se vuelve hábil en esconder esta vida secreta de aquéllos que son más cercanos a él. El pensamiento obsesivo sexual y las fantasías sexuales se hacen cada vez más necesarias para lidiar con los problemas de la vida diaria. Los cambios en el estado de ánimo son frecuentes y esto hace cada vez más difícil la comunicación con los que lo rodean. La familia del adicto sexual sufre mucho por el impacto de esta adicción, especialmente las esposas y esposos de adictos o adictas sexuales y sus hijos, quienes muchas veces repiten la cadena de adicción en sus propias vidas adultas.

Características

  • Al despertar, existe una necesidad casi imperiosa de buscar «escenas sexuales» en periódicos, revistas u otros medios.
  • Siente remordimiento o vergüenza.
  • Tiene la necesidad de alejarse de la compañera después de una relación sexual.
  • Utiliza el sexo como forma de escape para disminuir la ansiedad.
  • La búsqueda compulsiva de sexo interfiere en sus relaciones sociales, laborales y familiares.
  • Para obtener placer sexual utiliza la Internet, la televisión, el teléfono u otros medios antes que alcanzar el placer con su pareja.
  • Utilizan el sexo compulsivo como droga, para escaparse de las sensaciones de ansiedad, soledad, enojo, y odio a sí mismo, así como para sentir alegría.
  • Se inmovilizan por obsesiones románticas. Durante el lapso en el que se vuelven adictos al sexo y al amor, descuidan sus vidas.
  • Intenta traer intensidad y entusiasmo a sus vidas a través del sexo, pero se sienten cada vez más vacíos.
  • Incluso cuando consigue el amor de otra persona, nunca le parece bastante, y no puede frenar su atracción sexual por otras personas.
  • Intenta encubrir sus demandas de dependencia, estando cada vez más aislado de sí mismo, de sus valores, y de la misma gente de la que desean estar cerca.

¿Cómo saber si se es adicto al sexo?

  • Es fácil confundir la conducta y el deseo sexual normal con la compulsión y la gratificación adictivas. Una persona puede tener un apetito sexual mayor de lo normal y no ser un adicto. A continuación, se encuentra una serie de preguntas que le pueden ayudar a determinar si existe adicción sexual.

    1. Su comportamiento sexual, ¿contradice o interfiere con sus creencias o desarrollo espirituales?
    2. Su forma de vivir la sexualidad, ¿le ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarse?
    3. ¿Se le ha ocurrido alguna vez que necesita ayuda para modificar su comportamiento o pensamientos sexuales?
    4. ¿Cree que está siendo controlado por muy diferentes estímulos sexuales?
    5. ¿Es frecuente que sienta deseos de evitar o parar algún tipo de comportamiento sexual?
    6. ¿Usa el sexo como una vía de escape de la realidad o como una fórmula para eliminar la ansiedad?
    7. ¿Tiene sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones después de haber tenido una relación sexual con su pareja?
    8. ¿Se ha vuelto compulsiva su búsqueda de sexo?
    9. ¿Se apodera de usted un impulso irresistible cuando la otra parte toma la iniciativa o le propone relaciones sexuales? ¿Se ve incapaz de resistirse a una nueva proposición sexual?
    10. ¿Su interés excesivo por el sexo ha provocado interferencias en su vida cotidiana (trabajo, familia, relación social)?
    11. ¿Le cuesta cada vez más concentrarse en otra cosa que no sea sexo? ¿Ha bajado su rendimiento en general?
    12. ¿El sexo le está robando tiempo que antes dedicaba a otros aspectos para los que antes siempre estaba disponible?
    13. ¿Pasa frecuentemente navegando por páginas de la red dedicadas a sexo?
    14. ¿Su nivel de ingresos económicos se ha visto mermado con motivo de consumir sexo?
    15. ¿Mantiene una vida doble?
    16. ¿Sus necesidades le han llevado a tener sexo en sitios o en situaciones con gente con la que no debe involucrarse?
    17. ¿Frecuentemente quiere alejarse inmediatamente de su pareja después de tener sexo?
    18. ¿Se ve obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos sexuales no deseados (fantasías) durante el acto sexual?
    19. Su comportamiento sexual ¿necesita cada vez más, de variantes y de mayor frecuencia para poder alcanzar los mismos niveles de excitación?

    Si usted contesta positivamente a una o varias de las preguntas arriba reseñadas debería considerar la posibilidad de estar padeciendo un problema de adicción al sexo.

Consecuencias

Lo que en un momento comienza como un desorden aislado se torna compulsivo, y es en este punto donde lo llamamos adicción. Ésta provoca una fuente de infelicidad y de problemas para el afectado que está imposibilitado para controlar su conducta. Como la víctima no tiene control sobre sí misma, pronto va reincidiendo en estas conductas sexuales desordenadas que le generan más y más malestar, ansiedad e incomodidad al hacer lo que no quería hacer y estar donde no se quería estar. Es en ese momento de profundo malestar, ansiedad, incomodidad y confusión cuando el adicto tiende al rechazo de sí mismo por no ser capaz de controlar su conducta sexual. Al ser sexo dependiente, el afectado ha perdido el equilibrio entre el deseo, la necesidad y sus emociones.

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